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En un país con una industria musical formal prácticamente inexistente, gracias al ascenso descontrolado de la piratería y la falta de inversión e interés empresarial en lo producido acá, los músicos venezolanos se han visto obligados a unirse a la cultura del “D.I.Y.” o “hazlo tú mismo”, utilizando sus propios medios para no sólo grabar y producir un material discográfico, si no también promocionarlo y comercializarlo, tanto a escala nacional como internacional.
El D.I.Y. se popularizó en los años 70 gracias a la cultura punk, la cual, considerando que eran pocas las disqueras dispuestas a producir discos de éste género, decidieron tomar el asunto con sus propias manos, grabando y promocionando por su cuenta, dando inicio así a numerosas disqueras independientes, convirtiendo la independencia musical y creativa en un valor apreciado por músicos y seguidores, quienes vieron el mercado indie como una propuesta novedosa, contraria al conglomerado de la industria musical formal.
En el caso de Venezuela, las discográficas de tipo comercial experimentaron una “época dorada” desde principios de los años 80, posterior a la aparición de los grupos discográficos Sonorodven y Sonográfica, que para 1987 dominaban 52% del mercado. Durante esta buena racha se vieron beneficiadas también varias bandas que comenzaron dentro de la movida underground, como Sentimiento Muerto o Desorden Público, las cuales lograron contratos con prominentes disqueras nacionales, llevando el rock nacional más allá de la frontera venezolana.
Sin embargo, no fue mucho lo que duró la prosperidad de dichas disqueras nacionales,
las cuales terminaron desapareciendo o decayendo por factores como la piratería y,
según Mario Carabeo, actual manager de Altopana y ex director de SonoRodven, CBS
y Velvet, por los propios precios impuestos por las disqueras: “si Metallica te cuesta
65 y un venezolano 62, era lógico por la producción, campañas mediáticas, diseños y
presentación que compraras el extranjero”. Son estos factores la principal causa de que,
actualmente, casi 90% de las producciones discográficas nacionales sean de género
independiente.
Los integrantes de la banda Los Mesoneros, afirman que, para la gran mayoría de las
bandas en la escena actual, el proceso de producción de un álbum dentro del país se
basa en el financiamiento propio, “asumiendo tanto las ganancias como los riesgos de
perder su inversión”. Dado que la actual industria musical venezolana se basa en el D.I.Y.,
ésto también incluye todo el proceso de promoción y comercialización del producto final.
Escrito por: María Virginia Parra
Excelente artículo María. Algo interesante a tomar en cuenta es la ventaja que al sol de hoy tenemos gracias a la tecnología. Grabar un LP a la "old school" (analógico, etc, etc.) cuesta una cantidad de dinero que no todo mortal puede aportar, pero gracias a los avances de la tecnología en muchos ámbitos, pero sobre todo en el que nos compete en este tema, en el audio, el músico puede producir un material de alta calidad sin depender de una empresa discográfica que le "adelante" una buena cantidad de dinero para la producción.
La difusión del material también se ha visto impresionantemente apoyada por los avances en telecomunicaciones (internet: Youtube, Facebook y demás redes sociales).
Si no fuese por esta escena tecnológica, ciertamente nuestra industria musical estaría aún peor de lo que ya está. Nuevamente, excelente, esta clase de artículos hacen falta en AnarkíaMusical de vez en cuando.
¡Saludos!